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La visita del presidente iraní

Por Alexis Quiala Ferrer

Con afecto del pueblo, las instituciones sociales y el gobierno transcurrió la visita del presidente iraní Mahmoud Ahmadinejad, la segunda de este siglo a nuestro territorio. Todo el tiempo la televisión cubana lo mostró  feliz y encantado de los homenajes, agasajos y encuentro con los líderes cubanos.

Como otros mandatarios que visitan Cuba, colocó ofrendas florales en las estatuas de nuestros héroes y  realizó declaraciones trascendentales que pusieron  al desnudo su calidad de mandatario, las ideas de los persas contrarias a la guerra y el imperialismo yanqui y su profundo concepto humanista y de la necesidad del desarrollo humano equilibrado, sin necesidades de guerras ni armas nucleares.

Fidel Castro, en su retiro, lo recibió amablemente, no lo veía desde  septiembre del 2006, cuando estuvo en La Habana, en la XIV Cumbre de los países no alineados  y acerca de la visita señaló en sus REFLEXIONES  del 13 de enero:

“En el encuentro…observé al Presidente iraní absolutamente sosegado

Y tranquilo, indiferente por completo a las amenazas yankis, confiado en la capacidad de su pueblo para enfrentar cualquier agresión y en la eficacia de las armas, que en gran parte producen ellos mismos, para ocasionar a los agresores un precio impagable.”

“En realidad del tema bélico apenas habló, su mente se concentraba en las ideas expuestas en la conferencia impartida en el Aula Magna de la Universidad de La Habana, centrada en la lucha por el ser humano: caminar hasta llegar y lograr la paz, la seguridad, el respeto y la dignidad humana, como un deseo de todos los seres humanos a lo largo y ancho de la historia.”

Es cierto que el Oriente Medio se ha convertido en uno de los puntos más candente en el panorama mundial; pero, a la vez, es el lugar donde se genera la mayoría del combustible energético que mueve a los principales países capitalistas, por eso el imperio y sus aliados mantienen allí a sus soldados, aviones, flotas y la técnica más sofisticada para matar y arrasar naciones.

Irán, que no se une a los imperiales, ni a la OTAN, es el actual enemigo, se loe amenaza por todos los medios y se trata de ahogar su aspiración de construir centrales atómicas con fines pacíficos. Es el enemigo; por lo que los mandatarios de Estados Unidos no podían ver con buenos ojos la visita a América Latina. Así que condenaron las visitas que realizó el presidente iraní a Venezuela, Nicaragua, Cuba y Ecuador.

La “perreta” comenzó por Hillary Clinton, quien lanzó diatribas a los países desobedientes, como si todavía fuéramos su traspatio. Amenazó a Venezuela y hasta quiso dictarnos  medidas a nosotros. Siguen parados en el tiempo.

Un amigo, en el exterior, me comentaba, vía Internet que: “Por eso, ante la noticia de que Ahmadinejad llegaría a Caracas y seguiría viaje por la región, la vocera del Departamento de Estado declaró, furiosa, que las naciones debían “abstenerse de profundizar sus vínculos” con la república islámica. Washington no se quedó en recomendaciones, pues justo cuando el avión del viajero partía de Teherán, declaró persona no grata a la cónsul de Venezuela en Miami, Livia Acosta Noguera, y ordenó su inmediata expulsión. La desacreditada versión fue que Livia era parte, junto con Irán, de tramar atentados terroristas en la capital norteamericana. No se lo creyó nadie, fuera de la cadena de TV Univisión. La verdad no importaba. Sí renovar las acusaciones y matar dos pájaros de un tiro: Ahmadinejad y Hugo Chávez”.

En este instante, cuando el sistema bipartidista norteamericano ha comenzado con sus elecciones internas y primarias para la elección de noviembre, la nación persa ha sido puesta otra vez a la parrilla, con abundante fuego y brasas. Para los candidatos yanquis, de cara al electorado medio, medio pelo, pegarle a Teherán y reclamar más sanciones económicas y hasta guerras en su contra, redundaría en votos. Esa mentalidad marketinera y mediocre cree que el camino a la Casa Blanca estará asfaltado y será más accesible para quien aparezca ante la CNN, Fox, The New York Times, Washington Post y sobre todo, ante Wall Street, como el más duro entre los duros.

La verdad es que Ahmadinejad culminó su gira por  los cuatro principales  países de Latinoamérica que visitó, se firmaron convenios que ayudarán al desarrollo y rompió el bloqueo de los poderosos. Mostró que no es el satanizado líder de los furibundos iraníes, como quieren hacerlo ver los medios de prensa de Europa y USA y que con ellos se puede conversar. Esperamos que esta muestra de equilibrio y humanidad mostrada aquí les permita a los persas seguir adelante en su desarrollo y, a nuestra área siga siendo  una zona de desarrollo independiente a los monopolios  yankis.