Deseos jugueteriles

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Siempre quise un tamagoshi , pero nunca estuve al día.

No se, una niña descuidada  o sentimental como yo no soportaría que su mascota le durara lo que un merengue en la puerta de un colegio.

Esos ” bichitos ” lo mismo podían morir,  que irse y causar un trauma  impotergable a cuanto niño los tuviera.

Por eso dedicaba mis horas en la búsqueda de juegos más ” nobles “, como coleccionar carcomanías de Barbie : Muñequitas  pintadas en papel con lo último de la moda y para qué hablar de sus peinados.

Naomi era mi preferida , se perecía un poco a mi fisonomía aunque a veces pensaba que su piel no era verdadera, un día era más clara,  otra más oscra. ¿’Sería que los dibujantes eran racistas.?

Claro, tampoco faltaban los jackies , yaquis(no se ni còmo escribirlos ) la suisa o siuza, el parchis, el pon y hasta el beisbol, o las bolas… no importaba el  gènero. Los juegos de niños no deberìan ser divididos entre rituales banales.

Cuando se es niño no importa  si usas lazos o pantaloncitos apretados  para ser considerado un “bàrbaro”. Nadie te dice que no puedes esto o lo otro, todos son campeones.

Viendo a mi primita jugar, me pasaron estas cosas por la mente. Pero… ojalà nunca tenga en sus manos un tamagoshi. No quiero que termine lllorando porque su mascota se fue.

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