Monumentos de la carretera de Siboney

Homenaje, sencillez, gallardía

Por Alexis Quiala Ferrer

Fotos históricas

Monument 4

Ahora que los santiagueros han vuelto a rescatar los monumentos de la carretera de Siboney, muchos se han enterado de que allí están 26 obras monumentales, salidas de la imaginación y sensibilidad del Comandante Juan Almeida Bosque, la calidad artística de Rita Longa y de un grupo de compañeros que pusieron rodilla en tierra parta dotar a aquella vía con un homenaje imperecedero a los que 20 años atrás habían transitado por esa vía, encabezados por el joven Abogado Fidel Castro y asaltado el cuartel Moncada, la segunda fortaleza del país.

Monumento  3sLa imaginación de los artistas y constructores convirtieron piedras, paradas de ómnibus, viviendas y  otros monolitos edificados en lugares elevados en 26 altares para los 78 jóvenes patriotas que se empeñaron en la acción del 26 de julio de 1953. 

La primera de las tarjas comienzan en la m isma Granjita Siboney, donde una piedra cuadrada señala: ABEL, contador. Les siguen otros 25 monumentos donde pueden leerse el nombre  y el oficio de otros 77 de los jóvenes moncadistas caídos en la etapa insurreccional.

Pueden leerse cosas como esta: MARIO, médico; Hermanos MANUEL  y VIRGILIO, cocineros; JOSÉ, curtidor; FÉLIX, cantinero; REYNALDO, dirigente sindical; así, a lo largo de 14 kilómetros, con letras doradas, fueron levantados los sitios monumentales.

Aquellos monolitos se convirtieron en paradigma, fueron objeto de homenaje, ruta para culminar la graduación de estudiantes universitarios y de otros niveles, lugares para celebrar actos patrióticos y hasta  sitio para fotos de enamorados. En  todos estos años siempre  ha estado en un alto lugar en el corazón de los patriotas cubanos.

Para los pobladores  aquellos nombres y oficios fueron más que un homenaje, era el corazón del pueblo santiaguero expresado en piedras, volver a recibir a los moncadistas, esta vez con la sencillez, humildad y valentía del pueblo que los acogió y protegió en aquellos difíciles días de julio de 1953, fecha que estamos conmemorando 60 años después.

Hoy, que Almeida y Rita Longa no están entre los vivos, los monumentos también son un homenaje a sus figuras y marcan un momento donde se cumplió ese precepto de Martí, de Honor a quien Honor merece.

Y, ¿Por qué un santiaguero con más de 30 años fuera de su tierra escribe a cerca de esos monolitos?  ¿Qué lo acerca con tanta fuerza y entusiasmo a esas obras?  Es porque en 1973 fui testigo de cómo se culminaron esas construcciones y luego, en 1976, recorrí  los 14 kilómetros a pie, junto con mis compañeros de la graduación XX Aniversario del Desembarco del Granma y, esas emociones atesoradas, ni el tiempo, ni la distancia, hacen que puedan olvidarse.

 

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